¿Qué es para ti el bienestar animal? Alimentar, dar cobijo, bañar, pasear… Afortunadamente hoy día, sabemos que nuestros compañeros de vida necesitan mucho más que únicamente ser alimentados.

En muchos hogares, los animales ya son considerados uno más de la familia, y no, “utensilios de trabajo”. Los queremos incluso más que a algún miembro de nuestra familia. Nos preocupamos por su bienestar, pero, ¿sabemos lo que realmente necesitan?

En el bienestar de nuestras mascotas consideramos el bienestar físico, que incluye la alimentación adecuada a cada especie; el bienestar ambiental; y el estrés, que hay que saber identificar y disminuir.

Bienestar físico

El bienestar físico, no sólo implica ausencia de enfermedad, sino también la ausencia y prevención de parásitos internos y externos.

Según la especie, puede significar cuidados como la vacunación al comienzo de sus vidas, pero sin vacunar en exceso; cepillar regularmente y cortar las uñas si no se las puede gastar de forma natural.

Hacer el ejercicio adecuado a cada individuo y según la temperatura ambiente, jugar e interactuar con los humanos de acuerdo con las necesidades del animal, no las del humano. Vivir en casa, pero recibir rayos de sol directos y aire libre de forma segura. Tener siempre a disposición agua limpia en abundancia y zonas de protección contra el frio y calor.

Los cuidados cambian y han de ser los adecuados según la etapa de la vida. Una cría y un senior necesitan más cuidados. Hemos de ser los expertos en la salud de nuestros compañeros. Conocer sus necesidades para prevenir enfermedades.

“Eres lo que comes”, y lo mismo se aplica a nuestros compañeros de cuatro patas. Una alimentación biológicamente adecuada, supone un ahorro económico porque evita los gastos por problemas de salud a corto y largo plazo, además de aportar beneficios mentales.

Bienestar ambiental

Respecto al bienestar ambiental, lo que nosotros creemos que son las condiciones ambientales ideales para nuestras mascotas, muchas veces no lo son.

Hemos de mirar el mundo desde su perspectiva. Por ejemplo, un entorno ruidoso o conflictivo produce estrés.

El enriquecimiento ambiental sirve para estimular y mejorar el comportamiento de animales que viven en cautividad. Deberá ser dinámico, favoreciendo los comportamientos naturales como sea, por ejemplo, buscar comida.

Estrés

El estrés, es muy común en los animales de compañía. Produce enfermedades, y es responsable de comportamientos indeseables. Ya sea vocalizar, destrozar, esconderse, morder, lamerse demasiado, auto mutilarse, dejar de comer, etc.

Muchas veces el miedo es una gran fuente de estrés en nuestros compañeros. A veces, inconscientemente, se les fuerza con miedo a hacer algo que no quieren, eso no les ayuda y es peligroso.

La forma de reaccionar de un animal con miedo, se puede parecer mucho a un animal seguro y confiado: atacar. Así que someter, dar toques, gritar, no va a ayudar a un animal con miedo a comportarse de forma diferente. Hemos de entender y ayudar nuestras mascotas desde el cariño y el respeto, como haríamos con un niño o adulto inseguro y pesimista.

Cuando surgen los problemas de conducta creemos que nuestras mascotas están estropeadas, pero en realidad hay una falta de conocimiento sobre las necesidades de cada especie.

El entorno en que vivimos es mucho más complejo que años atrás, y la “educación” en que prevalece la intimidación con palabras como el “NO”, reñir y castigar sólo nos aleja de nuestras mascotas.

Hemos de reconocer y evitar las situaciones que producen estrés y saber que es que ayuda a disminuirlo. Para evitar conductas indeseadas, hay que trabajar los conceptos de calma, optimismo, flexibilidad y proximidad. Una vida sana y sin estrés es una vida feliz.

Patricia Gonçalves – Educadora canina